martes, 29 de mayo de 2012

La gestión de los residuos.

La generación de residíos forman parte de la vida. Al consumir sus alimentos, los animales desechan lo que no asimilan. Todo cuanto consume es sometido a un proceso de digestión y metabolización cuyo resultado es la producción de residuos. El ser humano no escapa a esta ley natural.
El problema con el que nos encontramos es el enorme volumen de residuos sólidos urbanos (RSU) que generamos. En 1995 en España 15 millones de toneladas de RSU; en 2006 esta cantidad se había elevado a 22 millones. Esta subida se explica por factores demográficos; el resto se debe a 3 causas:

-      los nuevos materiales.
-      El exceso de embalaje (plástico, cartones y papel)
-      El aumento del consumo es la causa más importante.

Composición de las basuras en España:

-      18,50% papel
-      11,70% plásticos
-      7,60% vidrio
-      3,70% textiles
-      2,50% metales férreos
-      2% complejo celulosa
-      1,60% varios
-      0,60% madera
-      2,90% metales no férreos
-      48,90% materia orgánica


La naturaleza seria incapaz de absorber por si misma semejante cantidad de residuos.
El sistema tradicional de tratamiento de RSU se basaba en la recogida de la basura y su traslado a un vertedero o su incineración. Un vertedero era simplemente un lugar donde se acumulaba la basura. Los problemas sanitarios asociados a este tipo de vertederos son graves: consecuencia de la acción de las bacterias y de las altas temperaturas, la basura se descompone produciendo lixiviados (sustancias toxicas) que se filtran por el subsuelo y gases como metanos y dióxido de carbono.
Algunos vertederos han alcanzado grandes proporciones y han llegado a ocasionar graves accidentes como incendios y avalanchas.

Los gobiernos municipales han incluido entre sus prioridades su sustitución por vertederos controlados, grandes agujeros cuyo fondo y paredes han sido impermeabilizados con arcillas compactas. La basura se va depositando en capas y se cubre con un manto de tierra para evitar la acción de las ratas y malos olores. Los vertederos controlados cuentan con un sistema que desvía los lixiviados a una planta depuradora y el metano a una pequeña planta generadora de energía eléctrica.
El resto es reducir al mínimo la proporción de RSU que acaba en un vertedero. La incineración puede ser aceptable siempre que las plantas incineradoras extremen las precauciones para evitar la difusión de los productos tóxicos resultantes de la combustión. Ahora hay incineradoras que permiten aprovechar la energía y cuentan con sofisticados sistemas de filtrado.

El futuro de nuestro planeta depende de la capacidad para reciclar la totalidad de los RSU. Los ayuntamientos han puesto a nuestra disposición puntos limpios y servicios de recogida a domicilio para los residuos tecnológicos, además de un número alto de contenedores selectivos. Son cada vez mas los ayuntamientos que han instalado contenedores para pilas descargadas y para aceite de freír usado, la fabricación de biocombustible, actividad que tiene un gran futuro y que cada vez atrae más inversiones privadas. El camino que nos queda por recorrer es todavía muy largo.

El compostaje de los residuos.

Los residuos orgánicos constituyen actualmente menos del 50% de los RSU, una cifra que tiende a disminuir debido a los nuevos materiales.
El componente orgánico puede ser comportado. El compostaje era una práctica común en el mundo rural antes de que llegaran los modernos fertilizantes. Consiste en la descomposición de la materia orgánica en presencia de oxigeno y en condiciones de humedad y temperatura controladas. El compost es un excelente abono natural apreciado por los agricultores.
El problema del compostaje es que es imposible garantizar que los residuos orgánicos estén totalmente libres de metales pesados y otras sustancias toxicas, pese al esfuerzo que se realiza en las plantas de compostaje para eliminar estas sustancias. Es normal que en el proceso de separación se cuelen pequeñas pilas de botón, contaminantes por su contenido en mercurio. Por ello, es fundamental no arrojar ningún tipo de pila o batería descargada a la basura.



El reciclaje del vidrio.

Las materias primas con las que se fabrica el vidrio son muy abundantes, no existe riesgo de que se agoten. Pero es importante reciclarlo por dos motivos esenciales:

-      El vidrio es un material estable, tarda miles de años en descomponerse.
-      La fabricación de vidrio a partir de materiales reciclados requiere un consumo energético menor.

El vidrio es reciclable 100%. En la planta de reciclaje se lavan los envases y se desechan etiquetas, tapones y todo cuanto este mezclado con el vidrio, y se procede a una separación en función del color, es muy importante para la calidad del producto final que no se mezclen vidrios de diferentes colores.
Una vez realizada la separación, el vidrio es triturado hasta convertirse en un polvo fino llamado calcin. Los destinatarios del calcin son los fabricantes de envases de vidrio, a partir de ese momento la fabricación del envase no se diferencia en nada de la que es realizada con materias primas originales.

El reciclaje del papel y cartón.

El proceso de reciclaje del papel y cartón es igual de sencillo como el del vidrio. Requiere de una recogida selectiva, lavado, eliminación de impurezas y separación; tras esta fase se muelen el papel y se mezcla con agua para producir una pulpa que tras su prensado y secado se convierte en el papel reciclado.
El reciclado del papel resulta bastante más problemático que el del vidrio. Ha sido imposible dar con un proceso de reciclado que produzca un papel de calidad semejante a la del papel fabricado con materias primas originales. No es posible eliminar la totalidad de la tinta, con cada reciclaje las fibras de la celulosa se deterioran.
Las ventajas superan a los inconvenientes: el reciclado de papel contamina menos, consume poca energía y lo más importante, previene la deforestación. Con la pulpa de peor calidad se puede fabricar cartón para embalaje.

El reciclaje de plásticos.

El término plástico hace referencia a toda una gama de polímeros. La dificultad del reciclaje de los plásticos reside en su separación.
Los polímeros termoplásticos son teóricamente fáciles de reciclar: basta someterlos a un proceso de triturado cuyo resultado final es la granza, virutas de plástico listas para su fundido y moldeo. Los principales son el HDPE o PEAD. Los polímeros termoestables son más problemáticos, ya que su reciclaje es a base de disolventes y otros agentes químicos.
 Una solución que poco a poco se está abriendo paso en el mercado de productos reciclados es la madrea plástica, material cuyo principal componente es una mezcla de termoplásticos. Los envases Tetra Pak, muy difíciles de reciclar, pueden emplearse para fabricar este material.
La industria petroquímica está invirtiendo en el desarrollo de técnicas químicas de reciclado que permitirían recuperar materias primas.

El reciclaje de metales.

La minería es una actividad que requiere una elevada inversión en materiales y mano de obra. Las vetas de mineral no suelen ser demasiado grandes, por lo que las minas tienen fecha de caducidad y hay que buscar nuevas vetas y abrir nuevas galerías. Otro de los inconvenientes de los metales son los riesgos laborales que conlleva su extracción.

El reciclaje de los metales ha interesado siempre. La facilidad con la que se recuperan los metales sin merma alguna calidad y el precio al que cotizan estos materiales ha hecho que el negocio de la chatarra, a pesar de ser una actividad poco gratificante, genere grandes beneficios. La preocupación por la conservación del medio ambiente no ha hecho más que incentivarlo.

Las aleaciones ferrosas son las más fáciles de reciclar: basta un electroimán para separarlos del resto de residuos metálicos;  son fundidos, convertidos en brasas o lingotes y servidos a las diferentes industrias. Los resultados saltan a la vista: más de la mitad del acero que nos rodea es reciclado.

Uno de los más atractivos para los chatarreros es el cobre presente en la mayoría de conductores eléctricos. El cobre es de fácil recuperación, y su precio es siempre alto.


El plomo y el estaño son también metales muy fáciles de reciclar. Una vez derretidos se separan con facilidad del resto de impurezas.
Mención aparte merece el aluminio. Su reciclaje es más difícil y la calidad del aluminio reciclado depende de su procedencia. A pesar de todo, las ventajas son evidentes: el aluminio abunda en la corteza terrestre, su producción a partir del mineral de bauxita es bastante contaminante y exige un enorme consumo
energético.

El mercurio es un material altamente contaminante. Debemos reciclarlo correctamente prestando atención a los termómetros y las pilas de botón.







No hay comentarios:

Publicar un comentario